La idea de las densidades nace con la intención de dar y aumentar la calidad de movimiento en cada clase. Es fácil sentir esta sensación a lo largo de nuestras vidas. Si bien puedes sentir como el movimiento dentro del agua del mar es mucho más denso y controlado. Una leve resistencia que nos ayuda a reclutar muchas más fibras musculares en cada movimiento.
O bien cuando hemos tenido la oportunidad de moldear una figura o cenicero de barro. Es una densidad mayor a la del agua, nos cuesta más poder deslizar los dedos a través.
O simplemente los días que nos levantamos y son días de aire, esas ráfagas que nos cogen de improvisto y son capaces a tirarnos. Es una densidad inestable que hace que nos movamos variando la fuerza al desplazarnos.
Pues bien, estas sensaciones se pueden recrear en cada movimiento y trabajar el cuerpo reclutando muchas más fibras, creando un estímulo físico y mental. Es fácil alargar un brazo hacia delante o hacia el costado, pero si le proporcionas mentalmente una densidad distinta verás como este sencillo movimiento ya no lo es tanto. Esa es parte de la magia del cerebro humano, la capacidad a recrear situaciones vividas o nuevas situaciones.
No te conformes solo con trabajar tu cuerpo, conecta tu mente y tu cuerpo hacia una misma dirección e intención de trabajo. El resultado es mucho mayor con el mismo movimiento.
Conecta cuerpo-mente- e intención y multiplica por 3 los resultados.
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